Por Sara G.
Recuerdo cuando era niña y jugaba ese juego, que ahora en retrospectiva, me parece muy tonto, donde escribías la edad en la que te casarías, el número de hijos que tendrías y hasta el lugar donde vivirías. Yo siempre decía: a los 23 me caso (me parecía una edad oportuna, y tan lejana, cuando lo decidí a los 10 años), tendré dos hijos (una pareja, era lo ideal) y ¿en donde viviría? eso era lo menos importante. Ahora, después de una década y más, me doy cuenta que la mayoría de las predicciones infantiles no se cumplen (por supuesto), y lo mejor es que aquí me tienen, aun soltera y sin hijos.
Si, puede que con este título e introducción, algunos estén creyendo que estoy entrando en una de esas crisis de extra-edad (dícese de esa época en que te das cuenta que se te ha pasado el tiempo para alcanzar la meta que alguna vez te propusiste, como las crisis de los 30, los 40 y hasta los 50, y no cumpliste) pero no siempre las cosas son como parece y es por eso que hoy me atrevo a escribir este artículo, simple y llanamente para defender mi estado civil.
Entonces tu dirías, serás anticuada, pero si vivimos en el siglo XXI, ya las mujeres no se preocupan tanto por el matrimonio; pues sí, quizás no todas las mujeres de este siglo, y subrayo el no todas, pero las mamás, abuelas y tías del siglo pasado (y todos sabemos que ellas creen tener derecho a opinar sobre tu vida) aun no han querido aprender que no todas las mujeres en su vida desean propuestas con anillos, vestidos blancos, ramos de flores, camas dobles, ni esa promesa de felices por siempre.
Claro, decir que no te interesa el matrimonio no es tarea fácil, lo primero que empiezan a pensar es ¿será que le gustan las mujeres? ¿Estará esperando al príncipe azul? Como puede ser posible, como piensa llegar a vieja sola, ¿Quién la va cuidar y mantener? Pues no, fíjense que me encantan los hombres, como amigos, como novios, como amantes; estoy muy segura que no existen los príncipes azules; y no sé si llegare sola a vieja, es más, no sé si llegare a vieja; pero porque ahora defienda mi soltería no quiere decir que dentro de uno años no pueda estar felizmente en otro estado civil.
En mi caso, la lucha parece estar tomando fuerza, mi mamá cada vez me lanza mas indirectas directas, lo ultimo con lo que me salió fue que debía casarme antes que se acabara el mundo para no morir soltera; mi papá es menos atrevido, entre bromas (de las que empiezo a dudar) me dice que me va a regalar al primero que pase, y anda por ahí diciendo que está preocupado porque me voy a quedar solterona; en cambio a mi abuela lo que más le preocupa es cuando van a venir sus bisnietos, al menos no parece tan interesada en con quien los voy a tener.
O por ejemplo, mis amigas de la universidad, la que no está casada, está comprometida o tiene hijos, o está casada y tiene hijos, ya me encuentro con ellas y nos toca hablar es de maternidad, de hogares, de esposos y por algún motivo sale siempre la pregunta ¿y tu novio? a lo que me toca responder, no tengo. Y ¿Qué estas esperando? La pregunta del millón Pues nada, no estoy esperando nada.
La verdad de mi soltería está en esta simple confesión: Soy Egoísta.
Si no hay que poner gritos en el cielo, soy soltera porque amo mis sueños, mis metas individuales y mi realización personal ante todo, hoy quiero estar donde deseo y mañana donde deseo, y es que dejar de ser soltero implica principalmente deja de ser egoístas, si, es así, y la mayoría de las relaciones que fracasan es por eso, porque las personas no están dispuestas quitarle el trono a su Yo, para hacer primar el Nosotros.
No hay que confundirse, no es dejar de primar mi necesidad para que prime la de mi pareja (gravísimo, fatal error) es empezarse a pensar en que quieren y que necesitan los dos, en conjunto, y así tomar decisiones frente los caminos que quieran llevar y la individuales de cada uno.
Así que por ahora permaneceré soltera, espero llenar los vacios sentimentales consiguiendo un amante que me sirva cuando lo necesite y al que no deba rendirle cuentas, y aclararle a mis padres que espero permanecer con el mismo estado civil, por lo menos otros cuatro años, y no desgasten sus esperanzas conmigo, porque realmente quiero seguir los caminos que he elegido.
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